Vincent Reffet, el rey del cielo

Vince Reffet practicando Base Jump

Vincent Reffet, de nacionalidad francesa, es una de las figuras más importantes dentro del paracaidismo a nivel mundial. Desde que hizo su primer tándem a los catorce años hasta hoy, ha conseguido realizar más de 13.000 saltos y actualmente está patrocinado por la empresa Red Bull. Entre 2004 y 2009 fue instructor en la modalidad de freefly y en 2010 consiguió la licencia como deportista profesional. Junto a su compañero de equipo Fred Fugen ha ganado cuatro veces el campeonato del mundo en la modalidad de freefly, y ha realizado los mayores saltos de la historia, como el salto base desde el edificio más alto del mundo, en Dubái.

Pregunta.- ¿Qué siente los minutos antes de saltar?

Respuesta.- En cada salto solo pienso en estar concentrado. La concentración es muy importante en este deporte, ya que el control de tu cuerpo es esencial.

P.- ¿Nunca siente miedo?

R.- Sí, siento miedo, especialmente cuando llega el momento justo antes de saltar, cuando me doy cuenta de que esa energía que llevo acumulada dentro se convierte en poder que debo controlar para manejar mi cuerpo y para que no haya ningún error. Precisamente eso es lo que más entrenamos.

P.- ¿Cómo recuerda la primera vez que saltó? ¿Sabía que iba a dedicarse el resto de su vida a esto?

R.- Empecé a saltar porque mi familia se dedicaba al paracaidismo. Al principio no me gustaba saltar, de hecho no quería probarlo, pero mi padre, que era saltador, me convenció y así fue mi primera vez. Desde el momento que aterricé de ese salto sabía que me quería dedicar a eso toda mi vida.

P.- Al ser un deporte de riesgo, ¿ha tenido alguna lesión grave alguna vez?

R.- En todos estos años solamente me he roto el tobillo izquierdo y el derecho y la rodilla.

P.- ¿Sigue algún tipo de entrenamiento específico como paracaidista profesional?

R.- El principal entrenamiento es el mental, ya que este deporte requiere mucho control de los nervios, movimientos, corregir errores, y todo eso en un plazo de tiempo muy corto en el aire. Para el físico no hago un entrenamiento específico, simplemente como sano, suelo ir a correr y hago estiramientos todas las mañanas, sobre todo antes de saltar.

P.- Ha practicado muchas modalidades dentro del paracaidismo, tales como salto base owingfly, hasta ha esquiado y volado a la vez. ¿Le queda algo por probar?

R.- Todo lo relacionado con el aire me apasiona. Me interesa mucho investigar más sobre los saltos desde aviones, y me gustaría llegar a ser piloto.

P.- ¿Cuál es el mejor sitio donde ha saltado?

R.- El mejor sitio ha sido en Dubái. Desde que trabajo con Red Bull viajo a menudo a la ciudad, además ahí realicé el salto más grande del mundo, que fue impresionante. Dubái me gusta porque cuando salto estoy en medio de la ciudad y al mismo tiempo veo el mar justo al lado, el paisaje es precioso. Noruega me gusta mucho también para realizar salto base, y Empuriabrava es como mi segunda casa, ya que ahí llevo siete años saltando.

P.- El paracaidismo no es un deporte tan conocido ni practicado profesionalmente como lo es el fútbol, el tenis u otros. ¿Cómo cree que se podría conseguir llegar a ese punto? Si fuera posible, claro.

R.- El paracaidismo es difícil que llegue a un punto competitivo, ya que es un deporte que está vivo. Me explico: un deporte competitivo significa también entretener a personas y crear un negocio con ello, pero sería muy difícil porque la competición que se realizara no estaría en el suelo con la gente, sino en el aire. La gente solo podría verlo a través de las cámaras que lo graben una vez que bajen a tierra todos los paracaidistas. Además, es un deporte que está muy condicionado por el tiempo que haga, sobre todo por el viento, lo que haría muy difícil poder programar una competición.

P.- ¿Cree que el paracaidismo debería tener más cabida dentro del periodismo, para darse a conocer más y hacer más publicidad?

R.- Creo que ahora se está empezando a popularizar y caracterizar como deporte extremo dentro del periodismo, a través de entrevistas que se publican en periódicos, sobre todo digitales. Además, estamos haciendo un gran trabajo en las redes sociales. En YouTube, por ejemplo, somos muy populares. También estamos haciendo mucha publicidad, sobre todo por internet.

 

@silviacallis

Silvia Callis Barbero

 

BREVE HISTORIA DEL PARACAIDISMO

Volar, una de las principales cualidades que el hombre no posee y que nos diferencia de otros seres vivos, ha sido un reto para los humanos desde los comienzos de nuestra historia. Sin duda, un logro que hemos conseguido.

Los primeros intentos de paracaidismo se realizaron desde torres elevadas. Se dice que el primer paracaidista fue español, más concretamente cordobés, porque España todavía no existía aún como tal. Se trataba de Abbás Ibn Firnás un científico musulmán que saltó de una torre en el año 875 en el Califato de Córdoba.

 Desde ese momento y durante los siglos posteriores fueron muchos los personajes que se involucraron en el avance del paracaidismo, tales como Leonardo Da Vinci quien presentó el primer diseño de paracaídas en 1495 de forma tronco-piramidal, o el francés André-Jacques Garnerin que en 1797 proporcionó un avance siendo el primer hombre en lanzarse desde un globo. Significó una transición en la ejecución del salto de los paracaidistas, sustituyendo una base estática por un elemento con velocidad en el aire.

                                                                     Primer diseño de paracaidismo

                                                                            de Leonardo Da Vinci

En España,  los primeros saltos en paracaídas se hicieron en 1927 en el aeródromo de Cuatro Vientos en Madrid, organizados por el capitán José Mendez Parada. En 1948 se abrió la Escuela de paracaidismo que lleva su nombre en Alcantarilla (Murcia) y desde entonces se puede decir que se empezó a saltar regularmente en nuestro país.

El paracaidismo permaneció como una actividad militar hasta principios de los años 60, donde empezaron a surgir los primeros clubes civiles como el Paraclub de Sevilla en 1961 o el Paraclub de Valencia en 1968. En los 70 eran varios los paraclubes que existían y el paracaidismo empezaba a verse como una opción deportiva, por ejemplo, en  Sanchidrián (Ávila), en Zaragoza o en las Islas Canarias.  Durante estos años los clubes solían ser secciones de los Aeroclubes correspondientes, y el material utilizado era en gran parte cedido por el ejército. Los saltos eran en su mayoría del tipo “apertura automática”, es decir el paracaídas que se enganchaba con una cinta de unos 3,5 m. al avión, se abría automáticamente al segundo de haber saltado, y los paracaídas eran redondos. A finales de esta década se empezó a saltar con paracaídas cuadrados (como los de hoy en día) y a aprender más sobre la caída libre.

En Cataluña el primer club de paracaidismo deportivo se formó en 1976 como una sección del Aeroclub Barcelona Sabadell. En sus mejores momentos el club alcanzó los 110 socios y realizaban 6.000 saltos anuales.

Hasta la llegada de los años 90 los saltos se realizaban en pequeñas avionetas llamadas de pistón en los clubes o bien desde aviones militares en los entonces populares «boogies» o en las competiciones.

 En 1985 con la apertura de Skydive Empuriabrava todo el concepto de paracaidismo en España cambió; se introdujo el profesionalismo en la gestión y la enseñanza, los aviones turbina y, sobre todo, se introdujeron el salto en Tándem y nuevos sistemas de enseñanza como el curso PAC (Progresión Acelerada en Caída Libre), y otros de entrenamiento avanzado. A partir de este momento el paracaidismo se hizo mucho más accesible al público en general.

En los últimos 20 años se ha adquirido un conocimiento del medio que ha permitido el florecimiento de multitud de disciplinas en paracaidismo, a las clásicas como la Precisión, el Estilo Clásico y el Vuelo en Formación, se han ido uniendo otras como el Free Style, el Sky Surfing, el Chute Assisse, el Free Fly o el Wingfly. Algunas de ellas han sido solo una transición y han prácticamente desaparecido, pero otras cuentan hoy día con miles de practicantes.

 Concretamente, el Wingfly, o también Wingsuit, es una de las modalidades más famosas y más practicadas en la actualidad, así como una de las disciplinas  que más adrenalina crea entre los deportes extremos.

Consiste en realizar un planeo a una velocidad media de 160 kilómetros por hora, en el cual la velocidad de caída libre es invertida por desplazamiento horizontal gracias a un traje especial con alas,  lo que permite sobrevolar espacios naturales como “un pájaro”.

 El origen de esta práctica se remonta sobre los años 30 con el fin de incrementar el movimiento horizontal.  Los primeros trajes que se fabricaron eran de lienzo, madera, seda e incluso con hueso de ballena. Posteriormente, en 1930 el paracaidista francés Patrick de Gayardon creó el primer traje seguro y confortable. Lamentablemente, el francés murió probando una nueva versión de su traje. Desde entonces se creó una nueva generación de  aficionados a esta nueva técnica y fue a finales de siglo cuando esta práctica se popularizó entre los aficionados del paracaidismo gracias a una nueva equipación llamada “BirdMan”, creada por Jari Kuosma de Finlandia y Robert Pecnik de Croacia. Actualmente “wingfly” es una de las empresas más conocidas, fabricando trajes aéreos de distintos tamaños, dependiendo de la experiencia del saltador, y sus precios fluctúan de los 260 a los 2.000 €.

 No obstante, esta modalidad del paracaidismo es considerada también una de las más peligrosas que existen. Ya han sido muchos paracaidistas de distintas partes de mundo que han fallecido practicándola. Desde el 26 de julio, un alemán, un polaco, un británico y dos franceses han perdido la vida solo en Francia. Recientemente, el español Álvaro Bultó fue víctima del Wingfly mientras sobrevolaba los Alpes Suizos.

wingsuit-basejump

Paracaidista practicando Wingsuit

Otra disciplina que ha recobrado mucho auge en este último tiempo es el Freefly. En el vuelo tradicional los paracaidistas en caída libre suelen realizar posiciones estables ECT (Estable Cara a Tierra) o de “Panza”, con formación de figuras en dos dimensiones. El freefly, por lo contrario, ha permitido la creación de nuevas formas de vuelo muy innovadoras. Las más usadas con las posiciones verticales; entre ellas, las de cabeza (HeadDown), parado (Standfly), sentado (Sitfly) y de espalda (Backfly).

 En caída libre, las posiciones verticales del Freefly obtienen menor resistencia en el aire en comparación con el vuelo tradicional, esto favorece el aumento de la velocidad de descenso que puede superar los 250 km/h.  Este incremento produce una mayor reacción de movimientos corporales, mayor aceleración y velocidad en la dirección de desplazamiento que en conjunto le permite un menor desgaste de energía al paracaidista.

 Esta modalidad de caída libre ha servido para llevar a cabo prácticas en conjunto con grandes formaciones de paracaidistas. El pasado 21 de septiembre se consiguió batir el récord en el evento Skydive European Challange 2013 con una formación de 96 paracaidistas del grupo también llamado Freefly.

Formación de paracaidistas, Freefly

Formación de paracaidistas practicando Freefly, headdown.

Los dos paracaidistas de élite, Vince Reffet y Fredd Fungen son dos grandes de este deporte, pero sobretodo del Freefly, siendo cinco años campeones del mundo. (2004, World Champion en Bolívia; 2005, World Games en Diusburg (Alemania) y ganadores de la Wordl Cup en Eloy (USA); 2006, World Champion en Gera (Alemania); 2008, World Champion en Maubeuge (Francia) y 2009,  World Games en Kaoshing, (Taiwán)).

El paracaidismo es  un deporte relativamente reciente comparado con otros deportes tradicionales por su reciente transcendencia y por el elevado aumento de practicantes que ha llevado a cabo en el último siglo, tanto a nivel de aficionado como a nivel profesional. Poco a poco este deporte tan emocionante está siendo más conocido y accesible por lo que no hay duda que este crecimiento será mucho mayor  y relevante en poco tiempo.

Silvia Callis Barbero @silviacallis

¿Surf en el aire?

El skysurf es otra disciplina del paracaidismo que consiste en saltar desde un avión con un traje tradicional pero subido a una tabla muy parecida a la de snowboard.

Es un salto sumamente divertido pero que requiere experiencia, por lo menos haber realizado unos 200 saltos previamente y haber entrenado en otros estilos como el freefly. Esta modalidad permite hacer acrobacias en el aire con la tabla generando figuras de lo más creativas en el tiempo de caída libre.

A parte de la necesidad de una buena habilidad y práctica para llevar a cabo el salto, es importante prestar atención en la correcta apertura del paracaídas con control del cuerpo y de la inclinación de la tabla para no dar vueltas sobre uno mismo. En caso de dificultad en la apertura, los paracaidistas pueden quitarse la tabla como recurso auxiliar dado que el acoplamiento de los pies es usualmente inamovible.

@silviacallis

TÚNEL DE VIENTO

El túnel de viento es un simulador de caída libre  utilizado sobretodo por los paracaidistas profesionales para entrenar y mejorar técnicamente sus movimientos en el aire.  Su principal ventaja es la formación intensiva y la posibilidad de correcciones técnicas al momento. No hay altímetro que mirar, ni paracaídas que abrir, solo tiempo real de vuelo para aprovechar cada segundo al máximo.

Al poder volar con un tiempo infinito, las figuras y acrobacias que pueden hacer son también infinitas, sino vean otra vez a los reyes del cielo, el grupo Soul Flyers en el vídeo de a continuación…

@silviacallis

¿Como realizan un tándem?

Germán García, instructor cámara del centro de paracaidismo de Empuriabrava nos cuenta el proceso que realizan los instructores y los cámaras durante un salto tándem:

«Nuestro trabajo empieza en el suelo, nos presentamos ante el cliente y entablamos una pequeña conversación. Me gusta interactuar con el pasajero para que coja confianza y en definitiva… ¡vamos a compartir un momento muy especial, sobretodo si es su primer salto!

Seguidamente nos dirigimos al avión, nos despedimos de la familia y subimos a 4000 metros. Durante el trayecto seguimos grabando y conversando con el pasajero para hacer mas ameno los 12 minutos aproximados de subida. 

Dos minutos antes de saltar, el piloto nos da la señal y comenzamos a prepararnos. Hay que volver a chequearse, tanto el paracaídas como las cámaras para tratar de evitar los errores y fallos de las máquinas. Odio cometer un error, perdemos todos. Por ese motivo el chequeo es muy importante. Alguna vez probando la cámara ya con la puerta abierta a punto de salir, he notado que la cámara de fotos no disparaba… y tienes pocos segundos para solventar el error (sacar la batería y volverla a poner, cambiar el cable para disparar que accionamos con la boca, etc…)

A continuación llega el momento más importante, la salida. El instructor se coloca en la puerta, el pasajero en la posición indicada y el cámara fuera, colgando de la estructura del avión, de un peldaño, del ala…dependiendo del modelo del avión. A partir de ese momento, los cinco sentidos deben estar completamente activos, porque el cámara puede chocar con el pasajero o puede desplazarse antes o después y estar demasiado lejos para tomar una de las mejores fotos, como la del pasajero con cara de loco y gritando.

Seguido de la salida el instructor lanza el drogue, que es una especie de pilotillo que frena la velocidad del tándem y lo estabiliza. El cámara se va moviendo de arriba, abajo, de espaldas buscando buenos ángulos y buenos fondos. ¡La Bahia de Roses es perfecta!

Después de disfrutar de la caída libre llega el segundo momento importante, la apertura del tándem; el cámara se separa un poco, es importante no estar en la vertical del tándem, ni arriba ni abajo. Una vez filmado, la toca abrir el paracaídas al cámara. Seguidamente el cámara baja durante dos minutos en vuelo de campana, aterriza y espera para grabar al tándem que tarda aproximadamente el doble hasta llegar al suelo.

Por último, cuando el pasajero toca tierra con torrente de emociones intenta explicar a la cámara lo que ha sentido, y hay de todo, pero la frase más repetida es: ¡Hay que probarlo!»

¡Así que los que no lo habéis hecho nunca, hay que probarlo! Yo lo he probado y comparto con vosotros el vídeo…

@silviacallis

El avión humano

Yves Rossy, llamado también «jetman», es la primera persona con éxito de construir y volar con unas alas sujetas a la espalda. El  equipo permite  realizar vuelos estables y prolongados a  300 km/h gracias a unas alas a reacción a base de fibra de carbono y cuatro pequeños motores a reacción de la marca JetCat; situados bajo las alas, alineados a la perfección para evitar quemar al piloto y para no provocar que éste pierda el control de las alas. Usan como combustible el queroseno.

El Jetman salta del avión con las alas desplegadas cayendo en caída libre, vuela horizontalmente y finalmente aterriza usando un paracaídas. Solamente usa sus manos y cuerpo para controlar el vuelo: usa su cabeza para hacer giros a la derecha o izquierda y para ascender o descender usa la cabeza en conjunto con la espalda.

Rossy y sus patrocinadores han invertido alrededor de $190,000 para construir este complejo aparato.

@silviacallis

Salto BASE, otro deporte extremo

El salto BASE es una modalidad del paracaidismo que consiste  en saltar desde un objeto fijo con velocidad zero y no desde una aeronave en vuelo.

Las siglas provienen de las opciones desde las que se puede saltar: Building: desde un edificio, Antenna: desde antenas, Span: desde puentes y Earth: desde tierra (formaciones naturales,). El Wingfly sería también un salto base ya que el salto se realiza desde una montaña.

El salto BASE es considerado por muchos como uno de los más extremos entre los deportes extremos. El riesgo es considerable ya que el tiempo de caída libre es muy reducido por lo que se necesita mucho control y cálculo en el salto. Los practicantes de este deporte estudian cada salto antes de realizarlo y solo si las condiciones son adecuadas para ejecutarlo. Antes de iniciarse en esta modalidad se necesita dominar suficientemente la caída libre, lo que se puede conseguir habiendo hecho antes de 200 a 250 saltos en caída libre.

Habitualmente se utiliza un paracaídas especial ya que el equipo no contiene paracaídas de emergencia como se hace en los demás saltos desde aeronave. Al ser saltos tan breves no habría tiempo de activar el paracaídas de reserva. Aquí se suma un riesgo más en los practicantes, ya que solo tienen una opción y en poco tiempo.

El salto BASE ya ha sido aceptado como un deporte aéreo en España y hay varias escuelas donde aprender esta modalidad. En la Academia de salto BASE  se puede aprender el salto BASE en España.

Existen muchos sitios alrededor del mundo donde practicarlo, por ejemplo en Kjerag, Noruega, es uno de los sitios más altos desde donde se puede saltar, con una altura de unos 600 metros.

El puente más alto del mundo se encuentra en México, el famoso Puente Bauarte (402.6 metros). El pasado abril se celebró el Baluarte Durango Go Fast Games 2013,  un evento en celebración del 450 aniversario de la fundación del estado de Durango en el que participaron paracaidistas internacionales.

La  torre Kuala Lumpur se encuentra en Malasia y es uno de los lugares más famosos del mundo para practicar paracaidismo BASE. Os adjunto un vídeo en el que dos componentes del grupo SoulFlyers realizan saltos desde la torre durante el evento  Menara Kuala Lumpur 2012 Event.

 

@silviacallis